Annapolis, MD, USA

Nací aquí en la ciudad de Annapolis del estado de Maryland, país Estados Unidos. El desarrollo de Proyecto CHAOS en este territorio se basó en el registro de entes con los que ya tenía vínculo y de aquellos nuevos que fui conociendo. Busque integrar las experiencias de viajes pasados y las de mi estadía actual.

Por el tipo de vínculos que generé e historias pasadas que me enlazaban -como los vínculos de mis padres con personas de la zona- las comunidades con que cohabité en estos viajes fueron de espacios religiosos cristianos e hispanos. También tuve la oportunidad de conocer el funcionamiento interno de una de las cadenas de comida rápida más conocidas de este país, que se especializaban en donas y bebidas de cafetería. Mi vida diaria también me llevó a conocer como clienta/visitante a distintos bancos, los servicios de las aseguradoras, los supermercados, parques naturales nacionales, centros policiales, el correo y demás.

Sin ser la ciudad de Miami, de igual modo me encontré con que en Annapolis casi todo es multilingüe, al punto de costarme activar mi inglés casi por falta de necesidad. Y, sin ser Nueva York, es una ciudad más grande que en la que me crie (Neuquén, Argentina) y con una gran vorágine/voracidad informática, que por momentos me fue casi insoportable sostener. Como buena sociedad consumista norteamericana-occidental, la cantidad de máquinas que hay para hacer “todo” es una locura (para mí). Acostumbrada a lavar a mano (por elección), me encuentro con que “es indispensable” tener por lo menos dos máquinas que te hagan el café de la mañana, mientras otra te barre el piso y la pantalla de 5 aparatos te indican como está: el tráfico, el clima, la cantidad de homicidios del día anterior, el índice de personas con cáncer y la política nacional e internacional.

El estado de Maryland tuvo una fuerte impronta esclavista, y si bien hoy podemos encontrar múltiples movilizaciones en contra del actual gobierno republicano, por primera vez en mi vida me dijeron “brown” y ahora puedo identificar cuando alguien se siente “atacado” por mi acento latino. Al principio me sentí fea, cayendo bajo las garras del discurso blanco colonial; pero luego y aún ahora, lo que siento es pena, pena porque exista la discriminación racial, la discriminación en general… ¡Las diferencias son buenas y las pregono! Pero para verlas como potencias vitales y no como enemigas de la vida en la tierra.

Esta última estadía en la zona fue de 4 meses, siendo de puros cambios, adaptación e integración. Las estrategias de sobreadaptación que antes utilizaba, ya me eran obsoletas. Este viaje vine con más noción de mis necesidades, mis deseos, mis intereses y mis búsquedas personales, así que la puesta de límites fue inminente. Es un país que “te ofrece de todo”, pero si uno no está anclado, todo esto puede quedar en la nada -y llevarte a perder.

Como cosas que me llamaron la atención gratamente, porque a parte estaba desacostumbrada, es el nivel de organización que tienen como población y su identidad de comunidad; su sistema administrativo estatal funciona, ¡al igual que su correo! (el placer de ver llegar mis paquetitos a tiempo, que los dejen en la entrada de la casa y sin que nadie se los lleve). En los barrios donde me tocó vivir siempre fui muy bien recibida y me sentí segura (me alentaban para dejar el auto sin llave, diciéndome que no le iba a pasar nada). Niñeces en bicicleta y los autos manejando despacito por al lado, reglas de tránsito respetadas y calles asfaltadas sin agujeros. No diría que todo Annapolis es así, pero en todos mis viajes a esta zona es con lo que generalmente me encuentro. Hasta los barrios de tráileres, que serían los de sectores socioeconómicos más bajos, están bien embellecidos.

Siempre dije que Annapolis es como un bosque en frente de la bahía (de Chesapeake Bay) y que su ciudad está metida entre medio de los árboles. Es un lugar con una fuerte impronta ecologista y conservacionista de la fauna y flora; la cantidad de especies de animales, plantas, insectos, fungis… es una locura, aúlla la biodiversidad: zorros rojos, ardillas, cuervos, águilas, lombrices de todos los colores, mariposas con colores alucinantes, lagartijas, serpientes, venados, abejas peludas y peladas, cangrejos azules, rock fish… y la lista continúa.

Llegué en primavera así que una gran explosión rosa me llenó el corazón, mientras los magnolios me elevaban por el aire.

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